El ingreso de la mujer al mundo laboral y su relación con el rol de madre es uno de los fenómenos sociales del nuevo milenio. Un estudio demostró que las mujeres prefieren atrasar su maternidad y que las razones económicas son las más importantes al momento de no tener más hijos.
Para Consuelo Araos, socióloga de la Universidad Católica de Chile, “existe una correlación entre la disminución en la tasa de natalidad y aumento en la tasa de participación laboral femenina”.
“Hay minutos en los que es más importante ser madre, pero también uno tiene mucho que aportar a través del trabajo”. Así sintetiza Ximena Ossandón, de 47 años, madre de nueve hijos. Ella optó primero por dedicarse a los niños; cuando éstos crecieron y la casa funcionaba por sí sola comenzó a trabajar. “El trabajo uno siempre lo va a poder ejercer, la maternidad no”, afirma. Sin embargo, reconoce la importancia del trabajo para la mujer sintiéndose un aporte a la sociedad. Pero asegura que el tiempo debe ser bien distribuido entre la familia y la labor profesional, sólo así pueden ser compatibles. La posibilidad de generar ingresos es el arma con la que la mujer se puede defender frente a todos los temas que la tocan, ya sea salud, educación o violencia familiar. Sin embargo, es muy necesario que la mujer entienda que no debe sacrificar a su familia en pos de un mejor ingreso. Sólo reconociendo esa preocupación prioritaria logrará incorporarla satisfactoriamente ambos roles a su vida diaria.
El desafío que tiene la mujer contemporánea que asigna una gran importancia y valor al rol que cumplen en sus familias es intentar compatibilizar este papel con un desarrollo profesional. A la vez, deben aprender a disfrutar de la maternidad y del trabajo, y no tener culpas asociadas a ninguna de las dos cosas. Tal desafío sólo se hará posible en la medida en que sus empleadores les faciliten la tarea de ser madres, a la vez que trabajan, con horarios flexibles y diferentes incentivos .
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